domingo, 20 de mayo de 2018

'Borg McEnroe': Gladiadores en la pista de Wimbledon

Año 1980. El sueco Björn Borg domina el tenis. Es el número uno y va camino de hacerse con su quinto Wimbledon consecutivo. Pero todo fuera de serie tiene un Némesis que quiere desbancarle del Olimpo. Ese es John McEnroe, un joven norteamericano irreverente, que ha peleado lo suyo para llegar a tener la posibilidad de arrebatarle el triunfo a la leyenda Borg. Sus destinos se cruzarán en la final de Wimbledon, uno de los partidos de tenis más legendarios de la historia.

Ante todo, reconozco que no soy un apasionado del deporte de la raqueta. Cierto que me ha hecho vibrar más de un partido de Nadal o Copa Davis ganada por España, pero por regla general no soy muy asiduo al tenis. Dicho lo cual todo el que siga, aunque sea de oídas, el deporte, reconocerá la figura de Borg y McEnroe. Enemigos íntimos cuya rivalidad excedió lo estrictamente deportivo y saltaron al verde de Wimbledon como si de gladiadores de Roma se tratara.


Ahora el director danés Janus Metz Pedersen lleva esa batalla a la gran pantalla en Borg McEnroe, donde nos cuenta los prolegómenos del enfrentamiento, la figura de ambos tenistas y de aquellos que rodearon y fueron protagonistas de la mítica final. Dos jugadores interpretados de forma fantástica por Sverrir Gudnason -Borg- y Shia LaBeouf -McEnroe-.

La película de Metz Pedersen es tensa y apasionante hasta en sus momentos más pausados. Aquellos momentos más introspectivos de ambos tenistas, que tienen ante sí el reto de sus vidas. Una meta a la que llegar cuesta sangre, sudor y muchas lágrimas. André Agassi hablaba en su libro Open de la soledad del tenista. Un deportista rodeado del éxito, los focos y la fama mundial. Pero a la vez más solo que la una. Como una isla desierta en mitad del océano.

Esa sensación de aislamiento que narraba Agassi en sus memorias producía desasosiego. Y esa ansiedad es la que trasmiten Borg McEnroe en la película. A priori radicalmente opuestos. Borg hielo, McEnroe fuego, pero nada más lejos de la realidad. Dos enemigos deportivos espejo uno del otro. Caminos muy similares que se cruzan en un Wimbledon para la historia.

Como película deportiva, la cinta del director danés está muy bien ejecutada. Los partidos de tenis no tienen nada que envidiar a cualquiera real. Parece que viajamos a aquella competición de 1980 y vibramos como el público de entonces. Pero lejos de los estrictamente deportivo, Borg McEnroe es una suerte de thriller dramático con mucha psicología y que nos recuerda el duro trabajo hasta llegar al éxito. Aquello de Agassi de que cada puto, juego y set es una media vida. El todo por el todo en un solo golpeo de raqueta.

Esa tensión cinematográfica se consigue gracias a una narración sencilla de los hechos. Presentación, nudo y desenlace muy correctos, a pesar de abusar a veces de los flashback que, es verdad, valen para recordarnos de dónde vienen y a dónde van los protagonistas y que completan cada escena. Así, hasta completar un filme notable apta no solo para los aficionados del tenis, sino a todo aquel que guste de un cine vibrante, entretenido y emocionante.


Ficha Técnica


Título original: Borg McEnroe

Año: 2017

Duración: 103 min.

Género: Hechos Reales / Deporte

País: Suecia Suecia

Dirección: Janus Metz Pedersen

Guión: Ronnie Sandahl

Música: Vladislav Delay, Jonas Struck

Fotografía: Niels Thastum

Reparto: Sverrir Gudnason, Shia LaBeouf, Stellan Skarsgard, Tuva Novotny, Marcus Mossberg, Leo Borg, Robert Emms, Ian Blackman, James Sobol Kelly, Jackson Gann

Premios: 2017: Premios David di Donatello: Nominada a Mejor film de la Unión Europea
                2017: Premios Guldbagge (Suecia): Mejor actor sec. (Skarsgard) y efectos visuales

Puntuación: 8/10

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