jueves, 19 de julio de 2018

'Hereditary': Una herencia diabólica

El género de terror no para de reinventarse. Y en un nuevo giro llega Hereditary, la ópera prima de Ari Aster, que escribe y dirige una película terrorífica. Una mezcla de lo cotidiano y lo sobrenatural, con brillantes interpretaciones, giros de guión más o menos inesperados y lo mejor: una tensión narrativa que va in crescendo.


Todo arranca, así de primeras, con el funeral de la abuela de una familia muy peculiar: los Graham. Encabezada por la perturbadora Toni Collete. En ella hay -festival de gestos incluidos- vestigios de aquel fantástico papel en El sexto sentido. Casi una continuación de su rol pero elevado a la enésima potencia. Da vida a Annie Graham, galerista de arte minimalista. Al estilo casa de muñecas escala reducida. Pero lo importante, con una relación con su madre finada muy truculenta.

Junto a Collete se encuentra Gabriel Byrne (Muerte entre las flores, Sospechosos habituales). Como la película, su registro va de menos a más, aunque se puede esperar un poco más de su figura, venida a menos. Y en medio de madre, padre y abuela difunta, están los hijos. Primero Milly Shapiro. Sencillamente espectacular. Después Alex Wolff, el paradigma del adolescente sin rumbo y más que correcto en su interpretación.

Gabriel Byrne y Toni Collete en 'Hereditary'.

Hechas las presentaciones, el arranque de Hereditary es buenísimo. En ese funeral hay que prestar atención al más mínimo detalle. Porque ahí, en esos diez quince primeros minutos, Ari Aster te agita y remueve como preludio a la recta final. Se juega todo en ese comienzo. A continuación, eso sí, la trama se va sosegando, con algunos chispazos en forma de sustos muy conseguidos y que escapan al tradicional golpe con música de fondo.

Esos sustos, en Hereditary, son inesperados. No sabes cuándo van a llegar ni de dónde vienen. Y se hacen más agudos en la última media hora, donde la película se desboca, por fortuna, después de un núcleo a veces algo pesado y denso. Ese es el principal perjuicio de la cinta de Aster. Hay mucho desierto entre el principio y el final. Pero se perdona en conjunto, a la vista del resultado. Y sobre todo porque hablamos de una ópera prima, que como punto de partida es notable.

En la trastienda de todo el argumento, más allá del puro espectáculo visual que es Hereditary para los amantes del terror, las casas encantadas y el diablo, está el tema principal de una película que gira sobre el condicionamiento de una familia por el bloqueo de las relaciones entre padres e hijos. Una constante que se repite en cada núcleo familiar. En este caso sirve de excusa perfecta el macabro poder de las sectas, que se aprovechan de la floja personalidad del individuo condicionado por patrones y comportamientos del pasado para medrar en la conciencia y esclavizar a través del mal o el culto al maligno.

Todo eso se engloba en poco más de dos horas de duración, que ya digo se antojan excesivas por ese desarrollo lento entre el intrigante principio y el vertiginoso final. Pero a pesar de ello, la obra de Ari Aster significa de nuevo revitalizar el género de terror, que vive en pleno siglo XXII su particular apogeo. Ojalá dure este nueva ola.


Ficha Técnica


Título original: Hereditary

Año: 2018

Duración: 126 min.

Género: Terror / Sectas / Familia / Sobrenatural

País: Estados Unidos Estados Unidos

Dirección: Ari Aster

Guión: Ari Aster

Música: Colin Stetson

Fotografía: Pawel Pogorzelski

Reparto: Toni Collette, Gabriel Byrne, Alex Wolff, Milly Shapiro, Ann Dowd

Puntuación 7/10

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